Acabando este mes de Octubre, la Iglesia se prepara para entrar en el mes de Noviembre, el mes dedicado especialmente a todos los difuntos.
Quiero preparar musicalmente esa entrada en la conmemoración de todos los difuntos con una obra musical que merece ser apreciada y disfrutada: se trata del Pie Jesu de M. Duruflé, incluida dentro de su obra Réquiem, que fue escrito hacia 1947 y dedicado a la memoria de su padre.
En mi primera publicación de ésta página, allá por el mes de abril, os hablé acerca de las Secuencias, esos poemas que se cantan antes del Evangelio. A día de hoy la Iglesia mantiene dos secuencias obligatorias y dos opcionales. Hoy nos centraremos en una de esas opcionales: el “Stabat Mater”, secuencia optativa para el 15 de septiembre, memoria de Nuestra Señora de los Dolores.
La Virgen de los Dolores (también conocida como Virgen de la Piedad, Virgen de las Angustias o La Dolorosa) es una advocación de la Virgen María que destaca el sentimiento de dolor de la madre ante el sufrimiento de su hijo. Los “siete dolores” hacen referencia a los siete episodios de la vida de Jesús que, según lo relatado por los Evangelios, hicieron sufrir a María. Esta devoción se desarrolló en el siglo XI en Florencia, donde en 1239 una Orden de frailes Siervos de María fijó la fiesta el 15 de septiembre. Continuar leyendo «Stabat Mater»
En el mes de agosto tiene lugar una de las celebraciones más solemnes de la Iglesia: la Asunción de la Virgen María, que fue definida como dogma de fe por el papa Pío XII en el año 1950. La Asunción se refiere cuando el cuerpo y el alma de María suben al cielo al final de sus días. Muchos teólogos piensan que la Virgen murió para asemejarse a Jesús, pero otros sostienen que ocurrió el “Tránsito de María” o “Dormición”, que se celebra en Oriente ya desde los primeros siglos. En lo que ambas posturas coinciden es que la Virgen María, por un privilegio especial de Dios, no experimentó la corrupción de su cuerpo y fue asunta al cielo, donde reina y vive gloriosa, junto a Jesús.
Precisamente, una de las antífonas de las Vísperas de la Asunción dice: Assumpta est Maria, in coelum. Gaudent angeli, laudantes benedicunt Dominum, que puede traducirse como “María asunta a los cielos. Los Ángeles se alegran mientras alaban y bendicen al Señor”.
Con este texto sacado de la antífona mariana, el gran compositor italiano G. P. da Palestrina (compositor renacentista de música religiosa católica, reconocido por sus composiciones polifónicas) nos dejó esta pieza musical que hoy os presento: un Assumpta est Maria, a seis voces.
Este mes de julio siento la necesidad de dedicar mi publicación mensual al Apóstol Santiago, en su día grande, el 25 de julio.
En la Catedral de Santiago se dedica una Novena en honor al Apóstol Santiago desde 15 al 23 de julio, solemnizada por la Capilla Musical y el salmista de la Catedral (así como el acompañamiento del órgano) con las antífonas del muy ilustre D. Nemesio García Carril, antiguo organista del templo. El día 24 se interpretan las Solemnes Vísperas, con composiciones sacadas del propio Archivo de la Catedral, y que en su día resonaban entre las piedras del templo.
Dentro del Códice Calixtino también encontramos numerosas obras dedicadas al Patrón de España (el Psallat chorus celestium; el Alleluia, Gratulemur et laetemur; o la obra Al Apóstol más excelso de Vaquedano) pero, si hay una pieza dedicada al Apóstol que sea especialmente conocida es, sin duda alguna, el Himno al Apóstol Santiago, compuesto en torno a 1920 por el entonces maestro de capilla Manuel Soler Palmer, sobre letra del médico compostelano Juan Barcia Caballero.
Además de momentos de silencio y reflexión, el Camino nos brinda momentos de exaltación y alegría. Por todos es sabido que a lo largo de las etapas se recurre al uso de cantos e himnos para hacer más llevaderos los kilómetros.
En esta ocasión quiero hablaros de una pieza del Codex Calixtinus (también llamado «Liber Sancti Jacobi”). Este manuscristo francés del siglo XII está albergado en la catedral de Santiago. Está compuesto por cinco “libros”: El primero es de carácter litúrgico, el segundo hagiográfico (vidas de los santos), el tercero y cuarto de naturaleza histórica y el quinto es una especie de guía para el peregrino. Cuenta también con dos apéndices. El segundo apéndice contiene sólo un canto, el “Dum Pater familias”, probablemente el himno más conocido del manuscrito.
El mes de mayo es tradicionalmente llamado “el mes de María”, pero: ¿Desde cuándo sucede esto? ¿Siempre se le dedicó el mes de mayo a la Virgen?
En torno al siglo XII se estableció el Tricesium o “treinta días de honor a María” entre el 15 de agosto y el 14 de septiembre pero no fue hasta el siglo XVII que se trasladaron estas fechas al mes de mayo.
Sin olvidar que seguimos celebrando el Tiempo de Pascua, musicalmente quiero presentaros dos obras gregorianas muy importantes en la liturgia católica: por una parte, la antigua antífona de Pascua, Regina Coeli; y por otro, su homónima para el resto del Tiempo litúrgico, la antífona mariana propia del Tiempo Ordinario, Salve Regina.