En el mes de agosto tiene lugar una de las celebraciones más solemnes de la Iglesia: la Asunción de la Virgen María, que fue definida como dogma de fe por el papa Pío XII en el año 1950. La Asunción se refiere cuando el cuerpo y el alma de María suben al cielo al final de sus días. Muchos teólogos piensan que la Virgen murió para asemejarse a Jesús, pero otros sostienen que ocurrió el “Tránsito de María” o “Dormición”, que se celebra en Oriente ya desde los primeros siglos. En lo que ambas posturas coinciden es que la Virgen María, por un privilegio especial de Dios, no experimentó la corrupción de su cuerpo y fue asunta al cielo, donde reina y vive gloriosa, junto a Jesús.
Precisamente, una de las antífonas de las Vísperas de la Asunción dice: Assumpta est Maria, in coelum. Gaudent angeli, laudantes benedicunt Dominum, que puede traducirse como “María asunta a los cielos. Los Ángeles se alegran mientras alaban y bendicen al Señor”.
Con este texto sacado de la antífona mariana, el gran compositor italiano G. P. da Palestrina (compositor renacentista de música religiosa católica, reconocido por sus composiciones polifónicas) nos dejó esta pieza musical que hoy os presento: un Assumpta est Maria, a seis voces.