El convento de san Francisco de Astorga se cree que fue fundado por el propio santo al pasar por esta ciudad. Quizá la primitiva iglesia se levantara en el siglo XIII, pero ese edificio fue sustituido en el siglo XVII por el actual. Hasta el siglo XIX, todo transcurrió en armonía y paz, hasta que los franciscanos se vieron obligados a abandonarlo durante la Guerra de la Independencia.
Sentir la huella de san Francisco de Asís en nuestro camino es, sin duda, una invitación a contemplar la realidad con el corazón, a alabar a Dios por todas sus criaturas y por las maravillas de la creación que nos vamos encontrando. Es, además, sentir la vida como camino hasta que abracemos a la hermana muerte que nos abrirá las puertas del cielo. Francisco es sinónimo de esperanza y firme compromiso con la paz.
Repasemos cómo van las cosas en nuestra vida, si estamos en paz con todo el mundo, qué es lo que hemos de cambiar, por qué hemos de pedir perdón… Caminemos con Francisco, el pobre, que nos ayudará a ser más humildes y desprendidos.
San Francisco de Asís. Ruega por nosotros.
Fernando Cordero Morales, ss.cc