Material: granito; localización: Ponte de Lima (Portugal)
Al final del puente romano y medieval (la mayor parte de la construcción es ya medieval, puesto que solamente quedan dos arcos que sean romanos), sobre el río Lima, se encuentra ésta escultura de granito, muy cerca de la Iglesia de San Antonio. Si la miras de frente, el camino portugués continúa su discurso por calles en las que seguramente disfrutes de cada uno de tus pasos.
Si giras la vista a la izquierda o a la derecha, intuirás un hermoso paseo que bordea el río Lima, que es el río del olvido.
No sé cuántos kilómetros has recorrido, pero aún son muchos los que te faltan por andar. Puede que las vistas de ese paseo, más tranquilo aún por la calma de las aguas del río, te plantee la duda: ¿Parar o continuar?
Si te encuentras en esa intersección (ya sea en el camino o en la vida) te sugiero que mires a los ojos del Santiago peregrino. Toda la escultura, en su parte superior, parece un caos de caminos que se cruzan, quizá alguno no tenga salida. Pero la mirada certera de Santiago, fija en un punto (el camino que has dejado atrás), te señala que lo conseguido hasta el momento es fruto de un enorme esfuerzo, de pasos acompañados, de sudores incluso en el alma.
El escultor no ha sacado de la piedra todo lo posible, puesto que su parte trasera permanece sin tallar. Adrede, nos recuerda que, de la mano de Dios, nuestra vida se va tallando con cada paso que damos. No es casualidad que sea esa la vista del granito que mira al camino que aún está por hacer.
No está mal que durante un momento, o incluso unos días, te dediques a descansar por las orillas del río; no está mal que trates de olvidarte de ti mismo; no está mal…
Sin embargo, el Santiago peregrino te recuerda que tarde o temprano, la opción es continuar.
¿Por cuál de las opciones vas a apostar? ¿Seguir el camino o permanecer inmóvil?
Fátima Noya Varela