Obra: Itínere; autor: Lucía Perdiz Dávila; lugar: Parque de Belvís (Santiago de Compostela); año: 2015
Alguien me enseñó ésta escultura en estos días: no fue adrede, pero parecía conocer mis anhelos por encontrar la pieza perfecta para escribir. Tanto lo que significa en sí misma como la interpretación que se puede hacer más allá de la idea original de la escultora, nos habla de subir y de cargar pesos. Los que camináis por rutas largas como el Camino de Santiago, sabéis de las dificultades por cargar demasiado a las espaldas. Pues es posible que ese aprendizaje sea uno de los buenos testimonios que podréis ofrecer al mundo.
Vivimos semanas inciertas, en las que muchas de nuestras certezas parecen llenar hasta rebosar los tres cubos que arrastra la figura humana del conjunto. Certezas que pesan, de las que no queremos desprendernos. Igual que sucedía a aquel capitán, Rodrigo Mendoza (interpretado por Robert De Niro, en la película La Misión): un afamado cazador de indios, subiendo las cascadas de Iguazú con todos los útiles de su vida de soldado cargando a sus espaldas. ¡Qué liberadora resulta la imagen en la que finalmente las deja de arrastrar!
El conjunto escultórico del parque de Belvís representa un ascenso que me recuerda a otro, con mucho más peso, y dificultad: la escalada de Jesús hacia el Calvario. Él también cargaba con nuestras certezas; todas a la vez, e imagino que no le resultó sencillo. Pienso que a medida que ascendía, echaría de menos tantas cosas…
Yo también echo de menos poder caminar por las calles de Santiago, echo de menos fijarme en el verde de los parques, echo de menos encontrarme con joyas como esta que, a pesar de lo cerca que estoy muchos días, no la había visto nunca. Reconocer que sentimos, que necesitamos de los demás, que “nuestras certezas” no lo son todo, es nuestro aprendizaje hoy.
Todos los caminos que emprendemos necesitan pausas, tiempos de descanso -sea voluntario u obligatorio-, tiempos en los que recargamos las pilas, o nos dedicamos a gastarlas del todo para abrir paso a un nuevo tramo de escalada. Él nos enseña la importancia de escalar siempre.
¿Qué certezas ya no pesan en los cubos que vas arrastrando? Algunas seguridades se desvanecen con la fragilidad del ser humano ¿En qué momento has dejado que Jesús te ayude a escalar?
Fátima Noya Varela