Obra: Monumento al bombero voluntario (Barcelos); autor: Manuel Augusto Vieira; año: 1954
Ya hemos caminado algunas etapas juntos, lo que me permite hacerte una pregunta muy importante -imprescindible, diría yo-: ¿Cuál es la meta de tu camino?
Los pueblos que atraviesas caminando están llenos de monumentos dedicados a personas, ideas,… Algunos de ellos los hemos ido conociendo en estos meses. Muchas de esas ideas y personas se “hacen monumento” cuando ya no están presentes, se las recuerda con nostalgia, apetecería que hubiese más ejemplos de vida como esa o aquella persona… Lo contradictorio de este asunto es que, aquellos que son petrificados en una escultura, no habrían pedido nunca ésta realidad.
La razón de que haya escogido ésta escultura, que se encuentra en Barcelos (Camino Portugués) es, precisamente, ésta idea: hacer de tu vida, la entrega más pura a los demás sin pedir a gritos un reconocimiento a cambio. Sin lugar a dudas, una de las mejores metas que se puede tener en la vida.
La figura del bombero sujeta con firmeza a un niño víctima de un incendio, mientras su paso decidido y su mirada se dirigen hacia el frente, hacia el objetivo: salvarle de unas llamas que le consumirían sin remedio. El niño llora, se abraza con fuerza al cuerpo de quien le ha regalado una nueva vida, se deja llevar. Probablemente, hasta ese encuentro muy afortunado, sean dos desconocidos. Estoy convencida de que, a partir de ese momento, se recordarán para siempre.
El Camino (como la vida) tiene mucho de encuentros afortunados, de salvación definitiva, de metas vitales halladas sin querer o, a veces, de manera abrupta y en condiciones difíciles para ti. Pero los pasos decididos que des hacia delante -siguiendo el ejemplo del bombero, o de Aquel que te salva- y la fuerza con la que te sujetes a quien te acompaña incansablemente en la vida, serán pasos seguros hacia la meta.
¿Caminas con paso decidido? ¿Te sujetas a Quien te acompaña? ¿Estás dispuesto a dejarte salvar?
Fátima Noya Varela