Además de momentos de silencio y reflexión, el Camino nos brinda momentos de exaltación y alegría. Por todos es sabido que a lo largo de las etapas se recurre al uso de cantos e himnos para hacer más llevaderos los kilómetros.
En esta ocasión quiero hablaros de una pieza del Codex Calixtinus (también llamado «Liber Sancti Jacobi”). Este manuscristo francés del siglo XII está albergado en la catedral de Santiago. Está compuesto por cinco “libros”: El primero es de carácter litúrgico, el segundo hagiográfico (vidas de los santos), el tercero y cuarto de naturaleza histórica y el quinto es una especie de guía para el peregrino. Cuenta también con dos apéndices. El segundo apéndice contiene sólo un canto, el “Dum Pater familias”, probablemente el himno más conocido del manuscrito.
El perfil internacional de la peregrinación jacobea tiene su reflejo en la inclusión en el himno de expresiones exclamatorias en diferentes idiomas además del latín (alemán o flamenco). El propio Codex Calixtinus nos describe como era la noche en vela que pasaban en la catedral de Santiago el día de su llegada los peregrinos a Santiago: “Es una fuente de maravilla y gozo ver coros de peregrinos cantando sin cesar a lo largo de la noche… aquí teutones, allí francos, allí italianos…”.
La universalidad del Camino es algo que queda patente cada día en la catedral cuando se da lectura al listado de peregrinos, pero conmueve presenciar como la música y los cantos como el «Dum Pater familias” actúan de lenguaje universal en las celebraciones de la catedral, tocando los corazones de todos aquellos que han peregrinado hasta el sepulcro del Apóstol Santiago.
Adrián Regueiro García