«He aquí que la virgen está encinta y dará a luz un hijo al que pondrán por nombre Enmanuel, Dios-con nosotros» (Is 7, 14)
Con la Navidad en puertas recuerdo aquel canto de mi infancia «Con vosotros está y no le conocéis…» No creo que Dios juegue con nosotros al escondite, pero algo debe haber de algún modo de esa sensación, que hasta a los discípulos generaba interrogantes: «Maestro, ¿cuándo te vimos…?(Mt 25), Y con aquel «Lo que hicísteis a cualquiera de mis hermanos más pequeños a mí me lo hicísteis», la respuesta de Jesús daba un salto cuántico por su inclusividad, integración y universalidad inusitadas. Es cierto que lo más difícil de encontrar no pocas veces lo llevamos dentro o está muy cerca de nosotros pero… ¿será que tenemos que encontrarlo entre todos?
Acogió María la Voluntad de Dios, tan contraria probablemente a sus planes. Acogió José a su mujer y al hijo de sus entrañas, movido por su bondad y el sostén de las palabras del ángel en sueños. Acogió Jesús de Nazaret a todas las personas excluidas que encontraba a su paso, su vida fue un canto de acogida. ¿Y la nuestra?¿Somos conscientes de que en cada ser que nos necesita Dios se hace presente?
Es tiempo de acoger. Al afín y al diferente; a lo que me cuadra y a lo que rompe mis esquemas. Porque me completa, haciéndome más humano y divino al mismo tiempo. Porque anticipa esa Humanidad nueva en la que «Dios será todo en todos» (1 Co, 15)
Acógelo en tu vida de a pie. Cuenta contigo y conmigo.
¡Viene a acompañar tu camino!
Susana Melero Leal