Tema publicado con la autorización de Brotes de Olivo
Ser feliz no depende tanto de lo bien que nos vaya en la vida como de la capacidad que tenemos para abrir los ojos y contemplar las maravillas que nos rodean. También de lo que nos acontece, con sus muchos matices, incluso con sus sombras. Qué precaria la felicidad de aquel que sólo la encuentra en los cuentos de hadas o los fuegos artificiales …
Porque cualquier situación puede convertirse en una oportunidad para aprender y crecer.
El Dios de la vida, siempre nuevo, se hace también presente en lo monótono, en la rutina, en lo «normal», poniendo luz y color al barro de nuestra existencia. Los gestos, situaciones y acontecimientos de cada día están llenos de su Soplo. Descubrirlo detrás de ellos es la mayor de las alegrías …
¡Quiero alabarte, mi Dios!
Susana Melero Leal
Muy buen articulo, muy recomendable! Reciba un cordial saludo.