¡Oh, Glorioso Apóstol Santiago!
Este mes de julio siento la necesidad de dedicar mi publicación mensual al Apóstol Santiago, en su día grande, el 25 de julio.
En la Catedral de Santiago se dedica una Novena en honor al Apóstol Santiago desde 15 al 23 de julio, solemnizada por la Capilla Musical y el salmista de la Catedral (así como el acompañamiento del órgano) con las antífonas del muy ilustre D. Nemesio García Carril, antiguo organista del templo. El día 24 se interpretan las Solemnes Vísperas, con composiciones sacadas del propio Archivo de la Catedral, y que en su día resonaban entre las piedras del templo.
Dentro del Códice Calixtino también encontramos numerosas obras dedicadas al Patrón de España (el Psallat chorus celestium; el Alleluia, Gratulemur et laetemur; o la obra Al Apóstol más excelso de Vaquedano) pero, si hay una pieza dedicada al Apóstol que sea especialmente conocida es, sin duda alguna, el Himno al Apóstol Santiago, compuesto en torno a 1920 por el entonces maestro de capilla Manuel Soler Palmer, sobre letra del médico compostelano Juan Barcia Caballero.
María, pues, ha escogido la parte mejor
San Fermín: el arte de ser misionero
San Fermín es muy querido. En Pamplona descubrimos la Capilla de San Fermín, en la Parroquia de San Lorenzo, que presenta una planta característica del barroco: una cruz griega inscrita en un cuadrado, en su caso prolongada por un tramo de comunicación, que enlaza con el templo parroquial. La planta cruciforme se aprecia claramente al exterior. Rodea al edificio un cuerpo cuadrangular, que deja visibles dos de sus lados, puesto que los otros dos están ocupados de una parte por el templo de San Lorenzo, y caserío de la otra. Esta doble ala, con pretensiones de palacio, consta de dos pisos, el inferior de piedra con grandes arcadas, y el superior, de ladrillo y con vanos rectos, unas y otros enrejados. El testero -al igual que su paño contiguo- presenta un óculo entre las armas heráldicas de Pamplona. Los muros de ladrillo se rematan en frontones triangulares. Por encima se alza el tambor octogonal y la linterna, ésta última reedificada entre 1823 y 1824.
Si al pasar por Pamplona os da tiempo, no dudéis en hacer una paradita y rezar a san Fermín.
Al verlo se compadeció y se acercó
16. Centro
Tema publicado con la autorización de «Susana Melero»
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro respondió: «¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo!» (Mt 16, 15-16)
Cuántas veces, a lo largo del camino nos resuena esta pregunta en lo profundo… Conviene recordar, «pasar de nuevo por el corazón» el enamoramiento de la primera llamada y contemplar cómo prendió, iluminó y dio sentido al tramo recorrido.
¿Qué me queda hoy de todo eso?
¿Dónde te sitúo, Señor? ¿En el núcleo de mi existencia, dando vida y verdad a cuanto siento y emprendo o en la tibia periferia, donde coloco también las aficiones, tradiciones, costumbres…?
¿Mi fe de hoy es una fe de inercias y descubrimientos prestados o se amasa en el encuentro contigo? (Jn, 20) ¿Se agranda en los contratiempos o se proclama con la boca pequeña para «no herir la sensibilidad» de los que no la tienen?
¿Quién digo yo -con lo que vivo y lo que sueño- que eres Tú para mí?
Susana Melero Leal