Tema publicado con la autorización de Brotes de Olivo
Que somos «animales de costumbre» se ha dicho de los seres humanos y nada más cierto. Ni más triste. Verdad es que los hábitos nos ayudan a generar una estructura hasta cierto punto necesaria a nuestros días. Pero también lo es que nos acomodan en nuestra zona de confort, invalidándonos, no pocas veces, para crecer mental y emocionalmente.
En «la tierra vieja», espacio vital que instalada en lo conocido nos hace atrincherarnos, lo distinto o peor, el distinto, se vive como una amenaza … Urge, entonces, alejarse de lo acostumbrado, para coger perspectiva de las cosas y movernos internamente desde lo esencial.
Es preciso salir de nuestro pequeño cosmos cotidiano para abrirnos a otros modos, gestos o lenguajes. Exponerse, abrazar la intemperie … Y dejarle al corazón espacio para el asombro ante la novedad de lo que el Espíritu nos proponga.
Susana Melero Leal