Autor: Cándido Pazos López (Santiago de Compostela, 1943); año: primer lustro del siglo XXI; material: granito y bronce; medidas: 16,5 metros de alto.
Hoy me gustaría hablaros de ésta escultura situada en la entrada a Santiago por el Camino francés. Representa una puerta abierta, la cual nos recuerda que la ciudad ha acogido a lo largo de todos estos siglos a un incalculable número de peregrinos que caminan hacia la tumba del apóstol Santiago, amigo del Señor Jesús.
Han sido inmortalizados en alguno de los veinte relieves que adornan la puerta figuras ilustres como, el obispo Teodomiro de Iria, Godescalco, Diego Gelmírez, Isabel de Portugal, Dante Alighieri o Juan Pablo II. Ellos han colaborado en la promoción de la ruta como itinerario cultural y de fe a través de Europa; al igual que tú.
Párate un momento y camina a su alrededor. Podrás comprobar que está levantada sobre una base formada por un camino de piedras circulares, con las principales localidades por las que transcurre la ruta. Recibe el nombre de “círculo de la vida”. Puede ser tu vida, la vida de quienes te han precedido en el caminar a Santiago, o la de aquellos que a lo largo y ancho del planeta también caminan hacia alguna parte.
Las dimensiones de ésta puerta son considerables. Quizás el autor tratase de dotar a la piedra y al bronce de la capacidad de gritar a los cuatro vientos que somos tierra de acogida, para que abramos las puertas de la ciudad y las de nuestro corazón y acojamos a los que vienen caminando. Tal vez buscase convertirse en la antesala de la gran puerta de entrada a la catedral – el Pórtico de la Gloria. Posiblemente, quiera recordarnos la importancia de ser puertas sin puerta, de “abrirnos” y permanecer abiertos para que entren en nuestra vida todos esos nombres y rostros que la van llenando y puedan salir para continuar el camino con la libertad de los hijos de Dios.
¿Eres una puerta sin puerta? ¿A quién has dejado entrar en tu corazón, en tu vida a lo largo del Camino?
Fátima Noya Varela